19 de Noviembre, 2024 - ¡Jesús nuestro Mediador!

¡Jesús nuestro Mediador!

19 de Noviembre, 2024

Hebreos 12:24 “A Jesús, mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada, que habla mejor que la de Abel.”

¿Estás agradecido por Jesús? Tomemos un minuto y recordemos algunas de las cosas que Jesús hizo. Él te salvó. Pagó tu deuda eterna. Se hizo pecado para que tú pudieras ser justo. Él es tu Sanador. Él tomó las llagas en su espalda y tomó tus dolencias y tu enfermedad, por lo que ahora puedes caminar en salud y plenitud. Él es tu Proveedor. Se hizo pobre para que pudieras hacerte rico. Él es el Bautizador del Espíritu Santo, para que ahora puedas ser lleno de la plenitud del Espíritu de Dios.

Porque el pecado pide juicio y la humanidad estaba en oposición a Dios, Dios envió un

mediador, un intermediario entre Él y el hombre, el hombre Jesucristo. Un mediador, por definición, pone de acuerdo a dos partes opuestas. Sólo hay un mediador entre nosotros y Dios, y es Jesús. Él vino y tomó la pena por nuestros pecados. Estábamos separados de Dios, pero Jesús nos unió a ambos. Job lo dijo de esta manera: «No tengo jornaleros», o se podría decir: «No tengo un intermediario». Gracias a Dios que lo tenemos, y Su nombre es Jesús.

Tenemos un nuevo y mejor pacto establecido sobre mejores promesas. El Nuevo Pacto dejó obsoleto al antiguo (Hebreos 8:13). Y en el Nuevo Pacto, hay algunos cambios obvios. No hay más sacrificios necesarios porque Jesús es el sacrificio de una vez por todas. En el Nuevo Pacto, tenemos un ministerio quíntuple en lugar de la unción de un rey, un sacerdote y un profeta. Jesús se ha convertido ahora en nuestro Sumo Sacerdote. Hay muchos otros cambios, pero el más grande es que Dios escogió vivir en nosotros en vez de en cosas hechas por manos de hombres. También se nos ha dado acceso al Padre porque ya no somos siervos, sino hijos de Dios.

En el Antiguo Testamento, el rociamiento de sangre era para expiación. La Biblia dice que sin el derramamiento de la sangre de Jesús, no habría perdón. Todos sabemos que Jesús derramando Su sangre y colocándola en el propiciatorio en el Cielo ha completado la obra de la salvación. El rociamiento de Su sangre ha invocado y sellado un nuevo y mejor pacto.

La sangre de Abel clamaba desde la Tierra por juicio, por venganza. La sangre de Jesús clama

desde la Tierra que fue derramada por misericordia. La sangre de Jesús sigue hablando y clamando hoy. La sangre de Jesús nos llama al arrepentimiento. La sangre de Jesús clama por nuestra protección. La sangre de Jesús nos da acceso a la sala del trono. La sangre de Jesús cambió nuestras vidas. La sangre de Jesús nos redimió.Y la sangre de Jesús ¡nos hace libres!.

Pr. Mark Garver

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