15 de Mayo, 2025 - Evitar la Ofensa
Evitar la Ofensa
15 de Mayo, 2025
Mateo 18:7 (RVA) “¡Ay del mundo a causa de las ofensas! Porque es necesario que haya tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!”
Si quieres cambiar tu vida para siempre, hay un área que debes controlar, y esa es la ofensa. Es la clave para muchas áreas de tu vida. En muchas maneras, determinará si caminas en victoria o no. Hay tres áreas que quiero recordarte con respecto a evitar la ofensa. Primero, no ofender a nadie; segundo, llegar al lugar donde no somos ofendidos; y tercero, entender lo que pasa cuando somos ofendidos.
Primero, entendamos que queremos sembrar cosas buenas, así que primero debemos asegurarnos de no ser la fuente de la ofensa. 2 Corintios 6:3 nos habla de «no ofendernos en nada...». Tu y yo no queremos ser responsables de crear la ofensa. Debemos cuidar nuestras palabras, acciones, tono, expresiones faciales, y nuestra actitud hacia las personas. Trata a la gente mejor de lo que quieres que te traten a ti. Si somos la fuente de la ofensa, el Señor no estará complacido con nosotros. En Mateo 18:7 Jesús dijo: «...Ay de aquel hombre por quien viene la ofensa». Cuando recibes un ay, ¡estás en problemas! Marcos 9:42 nos dice que si alguien ofende a un niño, sería mejor que le ataran al cuello una piedra enorme y lo arrojaran al mar. Es una imagen bastante vívida. En otras palabras, ¡no lo hagas!
Después de asegurarnos de que no somos la fuente de la ofensa, debemos llegar al punto de no sentirnos ofendidos. Una cosa es decir: «No me siento ofendido», pero otra es no sentirse ofendido. Es fácil saber si uno está ofendido. ¿Por qué? Porque mencionar el nombre de la persona te irrita, o sigues enfadándote o entristeciéndote cuando piensas en esa situación. Lo mejor que puedes hacer es «hacer a prueba de ofensa» tu vida. ¿Cómo hacerlo? Viviendo una vida de perdón al recordar que Jesús ya te perdonó. Efesios 4:32 dice: «Y sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros por Cristo.» También dice algo parecido en Colosenses 3:13: «Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.» Cuando tú y yo vivimos en constante perdón, esto evita que nos ofendamos. Tu nuevo lema de vida debería ser: «No puedo ofenderme, y no me ofenderé».
La verdad es que si no hacemos esto, nos abrimos para que el diablo cause estragos en nuestras vidas. Tu y yo queremos caminar en las bendiciones de Dios. ¡Queremos nuestra herencia! 1 Pedro 3:9 (AMPC) lo deja todo muy claro, «Nunca devolváis mal por mal, ni insulto por insulto (regañar, insultar, reprender), sino al contrario, bendecid [orando por su bienestar, felicidad y protección, y compadeciéndoles y amándoles de verdad]. Porque sabed que a esto habéis sido llamados, para que vosotros mismos heredéis una bendición [de Dios--para que obtengáis una bendición como herederos, trayendo bienestar y felicidad y protección].»
as ¿Puedes verlo? Las bendiciones se alejan de las personas que se ofenden y devuelven mal por mal u ofensa con ofensa. Todos sabemos que andar en ofensa hace que nuestra fe no funcione (Marcos 11:25-26). Y una muy grande es, si dejas que la ofensa se quede, empieza a crecer y entonces no solo te molesta a ti, sino que empieza a infectar a los que te rodean. En Hebreos 12:15 dice: «Raíces de amargura brotan y contaminan a muchos». Esa palabra «contaminar» es la misma palabra usada para «violar» a alguien. Por favor, asegurémonos todos de que estamos venciendo la ofensa. No permitan que se acerque a ustedes. El Señor quiere que todos podamos caminar en Sus promesas y recibir nuestra herencia.
Que esta sea tu confesión: «¡No ofenderé a nadie, y no me ofenderé! No dejaré que la ofensa permanezca en mi vida, ¡y enseñaré a otros a no ofenderse!».
Pr. Mark Garver