18 de Abril, 2025 - Zapatos de Paz
Zapatos de Paz
18 de Abril, 2025
Efesios 6:15 “Y vuestros pies calzados con el apresto del evangelio de la paz”.
La siguiente pieza de la armadura son los zapatos. El soldado romano usaba zapatos interesantes. Eran tanto un arma ofensiva como defensiva. Los zapatos vienen en dos partes. Una parte protegía sus rodillas hasta sus tobillos para evitar que fueran heridos y puestos fuera de la batalla. La segunda parte eran los zapatos propiamente dichos, unos zapatos «asesinos». En la suela de estos zapatos había pinchos para rematar a un enemigo caído y mantenerlo bajo sus pies para que no pudiera volver a levantarse. Estos pinchos también les ayudaban a mantener el equilibrio en terrenos difíciles. Lo que tú y yo debemos sacar de esto es que lo mismo que estos zapatos hicieron por el soldado romano, estos zapatos de paz harán por nosotros. La paz también tiene dos partes. La primera parte es la paz con Dios, y la segunda parte es la paz de Dios. No puedes tener la paz de Dios sin tener paz con Dios.
Veamos la paz con Dios. Romanos 10:15 (RVA) dice: "¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: "Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, Que traen buenas nuevas". Predicaron el evangelio de la paz. ¿Qué es eso? Que puedes tener paz con Dios. Efesios 2:14-15 dice: «Porque Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación; habiendo abolido en su carne la enemistad, esto es, la ley de los mandamientos contenidos en ordenanzas, para hacer de sí mismo, de dos, un solo y nuevo hombre, haciendo así la paz.» Estábamos separados de Dios; pero cuando Jesús fue crucificado, el velo del templo se rasgó de arriba abajo, así que ahora tenemos acceso a Dios. Los judíos, y todos los demás grupos étnicos de la Tierra, ya no están enemistados entre sí en Cristo Jesús, porque esa enemistad ha sido eliminada. Isaías 53:5 (AMPC) dice: «Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestras culpas e iniquidades; el castigo [necesario para obtener] paz y bienestar para nosotros fue sobre Él, y por las heridas [que le causaron] fuimos nosotros curados y sanados». Él tomó todo el castigo, todo lo que le hicieron, arrancarle la barba, golpearlo, burlarse de Él, y todo lo demás, por nuestra paz. Jesús tomó ese castigo para que pudieras tener paz con Dios.
La siguiente parte del calzado es la paz de Dios. Una vez que tienes paz con Dios, la paz de Dios está disponible para que camines en ella. Jesús dijo esto en Juan 14:27 (RVA), "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo". Juan 16:33 dice: "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo." Jesús dijo que en el mundo tendrías algún problema o tribulación. También nos advirtió que no aceptáramos el tipo de paz del mundo, una paz que es circunstancial. Él dijo que nos dejó la misma paz en la que Él caminó, la misma paz que usó para calmar la tormenta cuando dijo: «Paz, enmudece», y la tormenta se calmó. Nos dijo que no tuviéramos miedo.
El miedo mata la fe; pregúntale a Pedro. Recuerda, él estaba caminando sobre el agua y entonces, cambió su intención de seguir a Jesus a poner sus ojos y sentidos en el viento y las olas. Cuando hizo eso, la Palabra dice: «Tuvo miedo». El miedo hizo que su fe dejará de funcionar. Jesus nos está diciendo que caminemos en la paz que Él nos dio y que no permitamos ningún miedo en nuestra vida. El miedo causará que nuestra armadura contra el diablo no funcione. La paz es vital para tu fe; debemos resistir al diablo firmes en la fe. Jesus nos dijo que nos animemos y entendamos que Él ha vencido al diablo, al dios de este mundo y al sistema de este mundo. Deberíamos caminar en alegría y paz, la misma paz que Jesus nos dejó. Estos zapatos son hermosos; son zapatos de paz. El Dios de toda paz nos envía a hablar a otros de esta paz con Él; y, al mismo tiempo, estos zapatos nos hacen conquistar a nuestro enemigo. Así que, ¡ponte estos zapatos!
Pr. Mark Garver